No suelo publicar sobre estas cosas, pero me dejaron hacer una tarea sobre Los Pájaros, (esa icónica película del señor Hitchcock, aunque no tan apreciada como otras) y me dieron ganas de compartir parte con ustedes.
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Qué curioso que criaturas tan bonitas y sorprendentes como las aves causen la inquietud que producen en Los Pájaros.

No es hasta que ataca la primera gaviota, de forma muy repentina, cuando
se nota que algo raro ocurre. ¿Y por qué ocurre? Qué gran misterio.
Está en la naturaleza humana el encontrarle una explicación a absolutamente todo, y ya que así estamos acostumbrados, nos deja con opiniones encontradas el que no haya una explicación lógica a lo que ocurre en Bodega Bay. Por supuesto uno empieza a elucubrar teorías de todo tipo: los agapornis son los culpables; Melanie ejerce alguna atracción fatal hacia las aves; no, más bien la mamá, celosa por su hijo, planea algo malvado… o quizá la mujer, antigua pareja. O de plano la existencia de una profecía que cuenta que cuando una chica rubia entre a aquel lugar cargando una jaula dorada, los pájaros atacarían… ¿Será el fin del mundo, como dice un personaje? Aquellas aves que atacan tienen el cerebro tan pequeño que no les puede entrar la idea de abalanzarse en masa sobre la gente, como bien explica la ornitóloga frustrada, otro personaje curioso que opina escépticamente al oír del ataque de los pájaros a una escuela. Pero cuando alguien como Hitchcock orquesta los ires y venires de los pájaros, es obvia la lección que se nos ofrece: el desorden de las cosas, el caos sobre lo estipulado, el ave libre y el humano aterrorizado. Los temores.
Está en la naturaleza humana el encontrarle una explicación a absolutamente todo, y ya que así estamos acostumbrados, nos deja con opiniones encontradas el que no haya una explicación lógica a lo que ocurre en Bodega Bay. Por supuesto uno empieza a elucubrar teorías de todo tipo: los agapornis son los culpables; Melanie ejerce alguna atracción fatal hacia las aves; no, más bien la mamá, celosa por su hijo, planea algo malvado… o quizá la mujer, antigua pareja. O de plano la existencia de una profecía que cuenta que cuando una chica rubia entre a aquel lugar cargando una jaula dorada, los pájaros atacarían… ¿Será el fin del mundo, como dice un personaje? Aquellas aves que atacan tienen el cerebro tan pequeño que no les puede entrar la idea de abalanzarse en masa sobre la gente, como bien explica la ornitóloga frustrada, otro personaje curioso que opina escépticamente al oír del ataque de los pájaros a una escuela. Pero cuando alguien como Hitchcock orquesta los ires y venires de los pájaros, es obvia la lección que se nos ofrece: el desorden de las cosas, el caos sobre lo estipulado, el ave libre y el humano aterrorizado. Los temores.
Así de maravillosamente fácil.
Me parece interesante la decisión de la ausencia de música en el filme.
Note realmente ello en una escena donde Melanie conduce por la
carretera, y sólo se oye el motor. Esperaba alguna musiquilla que acompañara el
momento, pero me dí cuenta que el silencio contribuye al suspenso. Porque es en
el silencio donde un graznido suena más.

El no-final, el broche de oro con el que Hitchcock cierra, nos termina
de sumir en la interrogante, nos incomoda porque al fin y al cabo, las cosas
pueden simplemente suceder porque si, y puede que nadie sepa como terminarán. Y
eso asusta.
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Y... eso fue todo. ¿Alguien la vio? ¿Opina lo que yo?
Nos leemos!
De aquí, para allá, yop.